En este momento que estamos atravesando con el Coronavirus quiero compartir con ustedes algunas ideas sobre la importancia de poner en funcionamiento nuestras habilidades de inteligencia emocional y conocimientos de neurociencia.
La neurociencia nos enseña que nuestro Sistema Nervioso Central (SNC) se activa a partir de los estímulos tanto externos como internos (nuestros pensamientos).
Nuestro cerebro emocional puede tomar la situación actual, con el COVID-19, como una amenaza generando ansiedad, propiciada por los pronósticos futuristas o la continua catarata de información de los medios con diferentes mensajes, o pánico, o pensamientos como “lo que podría pasar si …” Esta interpretación de amenaza dispara el funcionamiento del Sistema Nervioso Simpático (SNS). Este segrega a nuestro torrente sanguíneo hormonas que preparan nuestro cuerpo para defendernos de esa amenaza, subiendo la frecuencia cardíaca y el pulso y enfocándonos en ese evento amenazante. También lo que provoca es la supresión del funcionamiento del sistema autoinmune quedándonos más a la merced de cualquier “nuevo virus” que esté en el ambiente. Asimismo, ese foco en la defensa de la amenaza nos desconecta de los otros perdiendo la posibilidad de mantener relaciones positivas. Por otro lado, nuestro cerebro emocional puede generar respuestas del Sistema Nervioso Parasimpático (SNP), quien es el responsable de activar el sistema inmune y hacerlo trabajar a su máxima capacidad. El SNP también propicia relaciones más positivas, estar más atento, poder ver de manera más amplia, tener control de las emociones, tomar decisiones más pensadas y productivas y, nos permite ser más empáticos y compasivos con los demás como con uno mismo.
Para poder activar el SNP, reconocemos 3 cualidades que tienen un impacto duradero en ayudarnos y ayudar a otros a que perciban a la situación actual, y a las emociones que causan, como una señal para prevenir y no para desconectar de los otros, para que estemos motivados a cuidarnos entre todos, y aprendamos nuevas maneras de superar las adversidades desarrollando la resiliencia.
Estas son:
- la visión compartida que nos da esperanza (ej, este problema lo solucionamos entre todos con responsabilidad social),
- la compasión compartida que nos da un sentido de ser cuidados y de cuidar a otros (siento con y por el otro y busco maneras de ayudarlo y de dejarme ayudar) y
- la energía relacional compartida que nos da estamina y perseverancia (es momento de mantener la conexión con los demás, manteniendo la distancia, trasladando el foco en uno mismo al foco en los demás).
Este tipo de cualidades propician relaciones que encienden y atraen las emociones positivas, lo que provoca un aumento del SNP y por lo tanto una mejora del sistema inmune, además de estar más tranquilo, con mayor atención, creatividad y todo lo que sabes que te generan las emociones positivas.
También considero importante reflexionar sobre lo siguiente.
La distancia social, que es clave en este momento para cuidarnos entre todos, no significa desconexión social. Interésate por los demás, sé compasivo con los que están sufriendo (salud, mental o económico), demuestra empatía con aquellos que piensan diferente a vos en relación con las medidas a seguir, seguí haciendo contacto visual, no generes pánico, sólo prevención.
Y finalmente, intenta mantener tu atención en el presente. Sabes que la mente tiene una tendencia a deambular por el pasado (qué podría haberse hecho mejor) o por el futuro (qué pasará si …). Generalmente estos pensamientos no nos traen las consecuencias deseadas.
Por lo tanto, si quieres combatir el Coronavirus puedes ser más amoroso, más compasivo, más empático, más atento y presente y con una visión clara, esperanzadora y compartida, en resumen ser más emocionalmente inteligente.
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